Encontrè a un ser llamado dolor,
le puse alas y lo sentè en mi mano,
aùn espero a que despierte y,
que vuele,
como el aùn espera seguir viviendo,
aqui,
entre mis dedos.
Tratè de convencerlo para saltar,
pero se nego a la libertad,
debe ser el miedo a lo desconocido,
quizà,
no le dije màs,
y el se puso a llorar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario